Daniel Fortea

Daniel Fortea i Guimerà

1878-1953

Daniel Fortea es el tercer hijo del matrimonio formado por D. Ramón Fortea Gallén y D.ª Dolores Guimerà Salom.

Don Ramón era maestro de primeras letras, o sea, el antiguo maestro nacional, que desempeñaba sus funciones pedagógicas con gran vocación y dedicación total y absoluta, según era costumbre en la época.

Al mismo tiempo, el maestro instruye a los niños y jóvenes del pueblo en el arte de los sonidos, formando músicos aficionados para aumentar las filas de la joven banda de música local. Ramón, el mayor de los hermanos, fue director de la citada banda, según el propio Fortea cuenta en una entrevista realizada en Radio Madrid.

Daniel Fortea manifestó muy pronto su afición a la música: se cuenta que aprendió solfeo y a tocar el clarinete, la bandurria y la guitarra. Ya de mayor aprende a tocar el piano y fundamentos del violín. Estudia la guitarra con los métodos de Carcassi, Napoleón Coste, Dionisio Aguado y Fernando Sor. La bandurria la estudia con los métodos y estudios de Baldomero Cateura y Félix de Santos.

Matteo Carcassi

Napoleón Coste

Dionisio Aguado

Fernando Sor

Baldomero Cateura

Félix De Santos

Con 20 años cumplidos, y precisamente durante su época de soldado, cuando tuvo la suerte de conocer al que sería su gran maestro y quien le marcaría la pauta a seguir durante toda su vida: Francisco Tárrega.

Nos cuenta Fortea cómo lo conoció: «Estaba el maestro pasando unos días en Castellón, invitado por el Dr. Forés a su casa. Por la noche tocaba Tárrega en el gran salón de la planta baja. Yo me pasaba por allí con mi uniforme de soldado, y me acercaba a la puerta para oír al Maestro. Una noche me sorprendió allí alguien que salía de la casa y, al verme, entró de nuevo y dijo que un soldado estaba en la puerta escuchando. Como llovía intensamente, Tárrega le dijo: si es un modesto soldado, puede entrar. Me recibió con gran sencillez y bondad y, desde entonces, fui devoto y fiel discípulo suyo».

AMISTAD Y ADMIRACIÓN
De ahí nació su gran admiración por el Maestro y también una gran amistad, tal y como lo demuestran las cartas recibidas con expresiones en estos términos: «Mi queridísimo amigo y discípulo», «Le quiere apasionadamente su amigo y maestro», «Sabe cuánto le quiere su amigo del alma, Sabe cuánto le quiere su maestro»… En 1906, en otra carta le dice: «Le guardo sus obritas. Sé que está hecho un coloso en la guitarra. Me place esto. Recuerdos para su buena familia y Vd., buen amigo, un abrazo de su maestro que le quiere en el alma.»

Daniel Fortea frecuenta a Tárrega desde 1898 a 1909, y sus lecciones y sugerencias las recibe en compañía de sus íntimos amigos y compañeros, Miguel Llobet y Emilio Pujol. No solo fueron lecciones técnicas las recibidas de Tárrega sino, también, amor a la música en general, dedicación docente, humanidades…

Igual que Tárrega en aquella época, Fortea adoptó la técnica de pulsar sin uñas excepto en el pulgar. Cada vez que Tárrega iba a Castellón, Fortea le visitaba para recibir sus consejos y lecciones.

Tárrega reserva un sitio en el programa para tocar con su discípulo en sus últimos conciertos.

El amor que Daniel Fortea manifestó en todo momento hacia Francisco Tárrega tuvo su continuación hacia la familia de éste, prestando todo tipo de ayuda y consejo; así lo demuestran algunas cartas y escritos por Francisco, hijo del preclaro guitarrista, desde Barcelona donde trabajaba como administrativo en el Ayuntamiento de la Ciudad Condal. Unas cartas hacen referencia al interés manifestado por Fortea respecto al estado de salud de su Maestro; otras, agradecen las gestiones llevadas a cabo por Fortea encaminadas a la realización de ciertos actos su honor.

Siguiendo el ejemplo de su Maestro, Fortea consagra su vida a la guitarra y a enriquecer su propia personalidad; a honrar la memoria de quien tomó clases y ejemplos, interpretando en sus conciertos las obras del venerado guitarrista y viviendo de modo tan similar que parecía una copia exacta. «Fortea parecía un santo», nos dice Segundo Pastor, añade, muy emocionado: «Cuando cayó enfermo fui avisado y , al llegar, el Maestro me tomó la mano fuertemente y quiso decirme algo… palabras que no salieron de su garganta o que fueron tan débiles que me resultaron inaudibles».

El propio Francisco Tárrega Rizo, en Interviú realizado por José del Castillo en «Solidaridad Nacional», de fecha 25 de Marzo de 1950, manifiesta que los dos únicos continuadores del arte de Tárrega fueron Daniel Fortea y Emilio Pujol. También apunta que estos dos grandes de la guitarra han sido los únicos compositores que han aportado su genio creador al repertorio mundial del instrumento con piezas de alto nivel artístico. A partir de los años cuarenta, las apariciones del distinguido hijo de Benlloch son escasas o, por lo menos, no tienen la resonancia de antaño.

Concierto íntimo en Valencia. Novella, 1906. Museo de la Ciudad. Casa de Polo. Ayuntamiento de Vila-real. De izquierda a derecha: Tonico Tello, Pascual Roig, José Orellana, Francisco Correll, Baldomero Cateura, Santa Cruz, Manuel Loscos, Francisco Tárrega y Vicente Puchol

EL ESTANCO DE LOSCOS

Fortea asistía en Valencia a una tertulia musical a la cual asistían los más prestigiosos guitarristas, aficionados y demás amigos curiosos. Las sesiones se celebraban en el estanco del guitarrista aficionado Manuel Loscos, cerca del río Turia, en la plaza del Príncipe.

El sistema de reuniones era similar a lo que sucedía en el establecimiento de Léon Farré en Barcelona, donde acudían a escuchar a Tárrega. Aquí, en el estanco de Loscos, llegó a asistir un niño amante de la música y que luego sería el más prestigioso pianista de los tiempos modernos: José Iturbi.

José Iturbi

Mata-Hari

Por insólito y curioso, damos a conocer aquí una invitación a Fortea para tocar ante la célebre espía Mata-Hari que, en una de sus incursiones por España, se encontraba en Madrid por aquel año de 1917.

Mata-Hari, de incógnito como siempre, salió esa noche vestida de hombre para ocultar su verdadera identidad. Este hecho se conoció mucho más tarde, gracias a un artículo de 1953, publicado en un periódico valenciano.

Durante todo este tiempo, Fortea se dedica al concierto, a la enseñanza, compone y va engrandeciendo su Biblioteca.

En 1924 firma contrato con “Columbia” para grabar. Se desconoce si se llegó a tal fin ya que no consta documento sonoro que lo acredite. Con “Regal” graba, en tres discos: «Canción de cuna», «Maruxiña», «La viudita», «Danza de los muñecos de cartón», «Elegía a Tárrega», «Capricho Árabe», de Tárrega, y «Danza V», de Granados.

Después de la muerte de Tárrega, y ya en Madrid, Fortea se dedica al concierto y a la composición. Toca en Madrid (Ateneo, Teatro Real, Conservatorio, Palacio Real, Círculo de Bellas Artes, Teatro Español, Infanta Isabel etc.). Toca, también, en Barcelona, Valencia y en muchas localidades españolas. En Ávila, en el Coliseo Abulense, estrena Evocación. A este concierto asiste S.A.R. la Infanta Isabel. Terminado el recital, la Reina Madre, Dª María Cristina de Borbón, comentó «Donde está Fortea no hace falta ninguna orquesta». Esta frase fue muy divulgada y comentada por todo el país.

Los propios Reyes de España, deseando conocerle y escucharle, le invitan a Palacio. De esta época son sus más brillantes composiciones como son: «Improvisación», «La Paxarina», los «Cuentos infantiles», «Elegía a la muerte de Tárrega», «Andaluza», «Soleá» y «Granadina» (Suite española), «Madrigal» y las danzas: «Danza de los muñecos de cartón», «Aquelarre» y «Danza de gnomos».

Su Alteza Real, la infanta Isabel, cariñosamente conocida por «La Chata», tuvo en muy alta estima a Fortea. Tanto es así que, cuando coincidían ambos en algún concierto o acto público, D.ª Isabel corría solícitamente a saludar a nuestro artista. También se dice que S.A.R. llamaba cariñosamente al Maestro con el diminutivo de «Forteita».

Precisamente, cuando se disponía Fortea a ser nombrado profesor de las infantas, ocurrió el advenimiento de la República. Fue ésta una de tantas y tantas ocasiones en la que el destino dio la espalda a tan genial músico y excelente persona.

14 de abril de 1931, día de la proclamación de la Segunda República en la Puerta del Sol de Madrid

«Donde está Fortea
no hace falta ninguna orquesta»

Dña. María Cristina de Borbón

En 1934 se da un hecho anecdótico en la vida de Fortea: Serafín Ballesteros, quien tendría más tarde gran prestigio por sus estudios de filmación cinematográfica, fue gran aficionado a la guitarra y recibió clases periódicas del Maestro. Serafín queda maravillado al escuchar los «Cuentos Infantiles» compuestos por Fortea y tiene la idea de crear un pequeño guión para la realización de una posterior película. Ésta llevó por titulo «Un Cuento de Navidad».

Aquí, Daniel Fortea es el padre de una niña bellísima; son pobres y llegan las fechas conmemorativas del nacimiento de Jesús; la niña desea unos juguetes que el padre no puede adquirir, pero éste duerme a la niña con el mejor de los obsequios: la música de su guitarra. La citada película es muy corta y de argumento sencillo. Dirige el rodaje José Luis Sáenz de Heredia.

En 1936 toma contacto con Japón a través del guitarrista Shun Ogura y más tarde con Yasumasa Obara, con los que intercambia correspondencia y música.

Pasada la guerra civil, vuelve a reanudar su actividad. El 28 de marzo de 1940, en el Teatro Principal de Castellón, estrena sus últimas composiciones: «En mi refugio» y «Estoy solo».

Fotograma de «Un Cuento de Navidad»

Un mal entendido de matiz político implica al Maestro de tal modo que fue detenido y encarcelado injustamente. Y es en la cárcel de Ocaña donde escribe bellas páginas musicales de entre las que destaca la celebérrima «Balada», Opus 47, compuesta el 12 de noviembre de 1947 producto de una sublime inspiración musical, poética, espiritual…

Fue un discípulo de Fortea quien intervino para que la injusticia tuviera fin, consiguiendo que éste fuese puesto en libertad; se trata de Ramón Roncal Gonzalo quien cuenta: «en una de mis visitas a Madrid me dijeron que Fortea estaba encarcelado. Preguntando el motivo, vi que le habían liado ciertos políticos que, con la excusa de escuchar un concierto privado, realizaron una sesión clandestina en su casa. La policía fue enterada y todos fueron detenidos».

El 5 de Marzo de 1953 muere en Castellón, como consecuencia de una insuficiencia circulatoria aguda, en la casa nº 7 de la calle de Pelayo. La edad que figura en su partida de defunción es de 75 años, lo cual demuestra que nació el 1878.

Sus restos mortales reposan en el cementerio de Castellón, tan cerca de los de Francisco Tárrega, que es de suponer mantengan ambos diario, ininterrumpido y eterno coloquio en la paz que Dios otorga a los espíritus sencillos, bondadosos y sabios que supieron caminar en la vida haciendo de la propia un ejemplo a seguir en todos los aspectos.

Algunas de las personas de las que se rodeaba el Maestro Fortea fueron:

Tomás Bretón (compositor y director de Orquesta), Ignacio Zuloaga (pintor, retrató a Fortea), Julio Moisés (pintor, retrató a Fortea), Ramón Gómez de la Serna (escritor y periodista), Carmen Soutullo (ahijada, hija del compositor Reveriano Soutullo), Ramón Pérez de Ayala (escritor y periodista), los luthiers Santos, Esteso, Manuel y José Ramírez, Paco Sanz (célebre ventrílocuo y guitarrista), José Tinoco (director del Observatorio Astronómico de Madrid, autor de una de sus más conocidas y reproducidas fotografías) y un largo etc.

Daniel Fortea tiene gran cantidad de artículos, críticas, páginas de revistas y prensa y, también, poemas dedicados, entre otros, por Martín Casas, Amelia Nieto de San Antonio y Mª Conchita Pellico Rodríguez.

Entre los muchos alumnos que tuvo Fortea lo fueron también: Sainz de la Maza, que estudia con él allá por el año 1915; España y América Martínez alumnas predilectas que desde muy jóvenes intervenían en recitales con el maestro Fortea y que tuvieron con él una amistad a nivel familiar. América Martínez obtuvo la cátedra de guitarra en el Conservatorio Superior de Sevilla; Alirio Díaz y Rodrigo Riera, recién llegados de Venezuela, en sus frecuentes y dilatadas visitas, colaboraron en intercambio de técnicas y repertorios y en audiciones que organizaba Fortea en su estudio, creando, así, entre ellos, una gran amistad.

Lápida de Daniel Fortea en el Cementerio de Castellón

Elegante cuando correspondía, bohemio y austero en su vida diaria. Modesto, poco amigo de las grandes multitudes.

Al verdadero Fortea se le encontraba en las distancias cortas: dicharachero, bromista, prudente y muy educado.

Así fue Daniel Fortea i Guimerà (1878-1953), uno de los más grandes compositores españoles de guitarra clásica.

Aquí podrán encontrar su Obra y legado, en la Biblioteca Fortea fundada por él mismo en 1911 y que, desde 1955, gestionan sus alumnos, los hermanos López Gómez.

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